Cuando trabajas bajo el esquema de freelancer o trabajador independiente hay muchas reglas que no están escritas, pues no hay una estructura establecida como sucede en un trabajo de oficina regular. La flexibilidad de ser freelancer tiene grandes ventajas si sabes cómo sacarle provecho, eso sí, sin dejar de lado tu profesionalismo y aprendiendo cómo organizar tu tiempo y tus proyectos para sacarlos adelante.

rechazar trabajo si eres freelancer

Pero, ¿qué sucede cuando llega un proyecto que no puedes (o simplemente no quieres) tomar? Parecería contraproducente que un trabajador independiente se “ponga sus moños” a la hora de elegir proyectos, sobre todo cuando el flujo de trabajo al ser freelancer no siempre es constante y necesitas ingresos; sin embargo, lejos de ser un capricho, elegir bien qué proyectos tomar y cuáles rechazar también es un arte que debes conquistar. Aprende más sobre por qué no debes tener miedo de rechazar trabajo si eres freelancer.

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Cuándo está bien decir que no a un trabajo de freelance

El primer escenario posible es cuando estás pasando por tiempos de vacas flacas y necesitas dinero. Aquí lo recomendable es que bajes un poco tus estándares y aproveches cualquier proyecto que caiga en tus manos, pero eso sí: siempre y cuando sea un proyecto que vaya con tu perfil y que sepas que podrás realizar en tiempo y forma. No arriesgues tu reputación y la relación con un posible cliente recurrente tomando un trabajo que sabes que no podrás realizar.

El segundo escenario cambia totalmente el panorama: digamos que ya llevas tiempo trabajando por tu cuenta, tienes una cartera de clientes prometedora y un flujo de trabajo que si bien no es 100% estable, te permite tener un poco más de flexibilidad. Checa estas situaciones en donde te conviene decir “no”.

  • Cuando no tienes tiempo. Parece demasiado obvio, pero hay personas que son adictas al trabajo y que no pueden decirle no a un proyecto potencial, aún y cuando saben que de momento no cuentan con los recursos suficientes para poder llevarlo a cabo como se debe. Es importante que seas consciente de los límites de tu operación; recuerda que, como dice el dicho: “el que mucho abarca, poco aprieta”. Y aquí está en juego tu reputación, la cual para un freelancer es muy importante puesto que dependes de las recomendaciones de clientes pasados para seguir consiguiendo proyectos, y si quedas mal, ¿quién te va a recomendar? Intenta revisar tu calendario y acomodar el proyecto para un futuro cercano (sin comprometer tus otras obligaciones actuales) si el cliente puede esperar pues ya está, y si no, ya vendrán otras oportunidades.

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  • Cuando el proyecto no te convence. Uno de los puntos principales por los que la gente decide volverse freelancer es para poner sus propias reglas y dedicarse a algo que verdaderamente le gusta. Si no te sientes convencido y emocionado con un proyecto, ¿crees que puedas hacerlo dándole tu mejor desempeño? Está claro que es imposible que siempre recibas trabajo que te encante, pero si estás estable, puedes darte el lujo de rechazar algo que no te llena siempre y cuando sea por las razones correctas. Nuestro trabajo afecta nuestro estado de ánimo de muchas formas, y no vale la pena que te estreses y pongas en peligro tu desempeño con otros proyectos por aceptar uno que simplemente no te gusta.
  • Cuando el pago no es lo que buscas. Si estás iniciando como trabajador independiente es normal tener precios un poco más bajos de lo que te gustaría con tal de echar a andar las cosas, conseguir clientes, experiencia e ir armando tu portafolio. Pero ya cuando tu trabajo está en otra etapa más madura, debes ser firme y exigir siempre un pago justo por tus actividades. Siempre y cuando estés dentro del rango de precios de tu ramo, es totalmente válido decir “no” a alguien que busca regatear. Cuando existan clientes que no pueden pagar lo que cuestas no se trata de bajar tus precios, sino de entender que simplemente no son un buen match.

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Si te encuentras ante alguna de estas situaciones, ahora ya sabes que es completamente válido rechazar proyectos y no tienes por qué sentirte culpable o inadecuado. Lo mejor es que des una explicación breve y honesta (no necesitas dar excusas o justificarte, recuérdalo) de por qué no podrás tomar al cliente y si está en tu poder, recomendarlo con alguien más que sí pueda atenderlo.

La amabilidad es una pieza clave al momento de rechazar a un posible cliente, pues puede significar la diferencia entre no dejarlo entrar por una vez y cerrar la puerta para siempre. Está consciente de que no porque no puedas ser contratado en este preciso momento significa que en el futuro no vayan a poder intentarlo nuevamente. Si sigues estos consejos, lograrás tener un mejor control de tu operación como trabajador independiente manteniendo intactas tu reputación y tus relaciones profesionales.


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